Por el Equipo de Fantasmagoría
El pasado 17 de mayo cuando caía la penumbra en la ciudad, a través de medios electrónicos en el marco de aquella feria llamada “Feria Popular Días del Libro”, Rodrigo Bastidas, gurú y cultista de la ciencia ficción colombiana, anunciaba los ganadores del concurso de microrrelatos #MicroCiFiMedellín. Un evento que escudriñó los miedos y las esperanzas futuras de ciudadanos de Medellín. Durante 15 días en el complejo y dinamizado universo de Twitter fueron apareciendo cerca de 268 relatos que narraban futuros extraños, y la mayoría bastante desesperanzadores, quizás un síntoma de tiempos tristes o de pandemia que se están viviendo.
Según fuentes arcanas este concurso surge de algo más grande y profundo denominado el Salón de Nuevas Lecturas que hace parte de los Proyectos Especiales de Eventos del Libro, un lugar que desde tiempos inmemorables se ha dedicado a explorar nuevos formatos, múltiples mundos, diversas formas de leer. Según lo investigado en este Salón se reúnen eminencias con conocimientos de todo tipo, representantes de la Universidad Pontificia Bolivariana, Parque Explora, Comfenalco Antioquia, Biblioteca Pública Piloto, Sistema de Bibliotecas Públicas de Medellín, Red CATUL, Fundación Universitaria Luis Amigó; y por almas que tienen en su labor profesional una cercanía directa con lo conocido en los círculos profundos como nuevas lecturas: Alexander Herrera (comunicador audiovisual), Carolina Cardona (diseñadora industrial) y Santiago Villegas (consultor senior en transformación digital para el sector cultura: bibliotecas, museos e instituciones educativas). Cuentan las leyendas que cada año este culto a las nuevas lecturas da vida a un monstruo primigenio que envuelve a pequeños, grandes y ancianos en algunos salones del Jardín Botánico.
Los relatos que les compartiremos son el resultado de la selección de este grupo de seres que dedican su vida a pensar la literatura de forma diferente. De los 268 relatos, sobrevivieron 30 al escrutinio. Estos últimos fueron enviados a tres escritores, amigos de lo raro, lo arcano, la ciencia ficción y los cuentos cotidianos: Cristian Romero, Rodrigo Bastidas y José Ardila. De sus noches en vela entre problemas distópicos, contaminación y ciudades que se convierten en silletas gigantes surgen estos diez relatos que se continuarán expandiendo en los cultos promovidos por el Salón de Nuevas Lecturas:
Ganadores MicroCiFiMedellín 2020
Acompañamos los relatos con varias portadas de revistas Pulp de ciencia ficción, todas hechas por el ilustrador germano estadounidense Frank R. Paul. La mayoría para la revista Amazing Stories del mítico Hugo Gernsback.
«Las fantásticas portadas de Paul para Amazing Stories cambiaron mi vida para siempre». Ray Bradbury
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Nombre: Tomás JC
Usuario: @TomsJC3
Relato: «Sobre una pila de esculturas regordetas y olvidadas se encontraba un hombre sin naturaleza. De la columna que sostenía su cabeza, nacían cables que conectaban sus ideas con las de la serpiente recta y oxidada que recorría el valle del olvido.
El hombre cansado del tono que tenía el valle, un gris profundo y falto de valor, optó por la decisión. ¿Qué es la decisión? Aquello que le devolvería la naturaleza al hombre muerto. Desconectó los cables que lo ataban y el gris profundo se transformó en el color del recuerdo.»
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Nombre: José David Villegas
Usuario: @Josedavidvf
Relato: Se encontró de repente en una habitación de aspecto antiguo, bajó de su pequeña cápsula y vio a una mujer mayor sentada frente a un caballete. En el lienzo se observaba el bosquejo de seis monjas apreciando a un bello pájaro enjaulado. La mujer sobresaltada se dio la vuelta y… notó que un hombre le sonreía. El hombre se introdujo de nuevo en su cápsula y desapareció sin notar que un papel doblado había escapado de su bolsillo. Una expresión de asombro se adueñó del rostro de la mujer al descubrir su imagen plasmada en un billete.
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Nombre: David Quintero
Usuario: @frases_de_otro
Relato: Hablar era cosa del pasado. Ya nadie recordaba por qué, pero existía la leyenda urbana que comenzando el siglo pasado más del 80% de la humanidad se había extinguido por causa de la saliva que brotaba de los labios. Medellín, siempre innovadora, fue la primera ciudad que documentó casos de pares que se podían comunicar telepáticamente, y lentamente ellos fueron dominando el mundo. Y acá estoy yo, diciendo “mamá”, encerrado en el baño, con un casco de acero en la cabeza, para que no puedan detectar, que me gusta hablar.
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Nombre: Juan Arellano
Usuario: @Cyberjuan
Relato: Yadira vio a Zhan cerrar los ojos con el trago aún en la mano y esperó. Después tomó la pastilla del microbolsillo de su sostén y emergió de la borrachera como nueva. Se conectó a la unidad interna de Zhan y copió todo. Se vistió y salió a ver a don Pablo. Al llegar pasó a la sala privada y apareció el holo del Patrón. La negociación fue rápida. En el hotel Nutibara Accor, Zhan despertó y comprobó la copia de los files. A esta hora la IA conocida como Pablo ya estaría hackeada. Los Luen tendrían que ascenderlo, mínimo.
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Nombre: María Paula Restrepo
Usuario: @mariapa93393663
Título: Hambre
Relato: Se comía una vez al día. Por la tarde sacábamos a los muertos, que se tendían, como una ofrenda al sol, sobre las aceras. Veíamos pasar los oficiales en medio de himnos marciales, recogiendo enfermos y repartiendo raciones de comida. Preferíamos no saber a dónde se los llevaban. A pesar de todo, en la pared agrietada del solar de la abuela, se ven las ramas de un guayabo que germina en el cemento. Esas raíces se alimentan de la misma terquedad que nosotros.
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Nombre: Amanecer Azul
Usuario: @unamanecerazul
Título: Mi madre piensa que estoy muerta
Relato: Descubrí un NanoLab que hace que pueda cambiar mi aspecto reconfigurando partes de mi ADN. Esta tecnología fue creada después de la gran pandemia que azotó el mundo, hace ya 335 años, pero fue prohibida por el supremo líder. La electrodinámica cuántica ha permitido que nuestros pensamientos puedan ser leídos por la red de la colonia, antes llamada Medellín, y esto hizo que me descubrieran, por eso huyo. Ellos acabarían conmigo. No soy la criminal más peligrosa, pero sí, la más buscada.
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Nombre: Juan José Hernández Botero
Usuario: @JuanJos35450485
Título:
Relato: El algoritmo controlador lo sentenciaría a muerte por entrar a las zonas verdes prohibidas si es identificado. Un paso en falso y una cámara reconoce su código facial, el chip implantado en su brazo al nacer le da una descarga que lo hace desmayar. Despierta en un auto rumbo a la zona de ejecución a las afueras de la ciudad, pasa por el poblado antes de tomar las palmas y nota, además del afán de la gente, sus caras tristes y el perceptible vacío de su vida, mientras, él sonríe recordando el sabor de su fruta favorita.
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Nombre: Una de Una
Usuario: @Una_DeUna
Relato: La criogenización había sido un éxito. Fue teletransportada hasta Santa Elena para comprobar si también lo fue su diseño. Sin rastro de contaminación, pudo vislumbrar los edificios convertidos en bosques verticales, en el marco de florecidos jardines colgantes. Medellín era ahora una silleta monumental.
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Nombre: Sin punto de fuga.
Usuario: @sinpuntodefuga
Relato: Uso para leer luz del día, mi transporte es una vieja bicicleta, nunca he visto más allá de la delimitada área metropolitana, mis pocos ahorros están destinados a la siembra de un árbol al mes. En mi era, con el nacimiento de cada nuevo ser, se entrega un chip implantado que calcula la posición y la huella de carbono generada por el portador, obligándolo a compensarla si excede el límite permitido, los más ricos normalmente lo compensan con dinero, y los demás, pensamos más de dos veces antes de tomar un trago de agua.
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Nombre: Arela Estudio
Usuario: @ArelaEstudio
Relato: Cuando salgo sin compañía casi siempre me pierdo por contar los peces que saltan en el río en vez de atender a la estación del Metro en que debo quedarme; pero hoy voy con mi abuela. Al salir del vagón siento bajo mis pies la línea de precaución hecha de musgo fluorescente: me encantan las texturas. Mi abuela aún usa zapatos, aunque ya no hacen falta por que el suelo es limpio e inofensivo, pero no la juzgo: el pasado me parece interesante y ella lo sabe. Por eso venimos a conocer la Torre Aguja, esa que ella insiste en llamar “Coltejer”.